El museo del Bosque

15 de diciembre de 2003.

En Asturias he conocido el"Museo del Bosque". Historia de lo perdido: el equilibrio entre el hombre y el bosque.

En el Sur el bosque no tiene el mismo peso en la vida del campo. De él se sacaba la caza y el carbón vegetal. También alimento de cabras y ovejas.

Me fui triste pensando que en Asturias también se perdió. Hay en el museo una pareja de utópicos que sólo cuentan el cuento de cuando una vez el hombre y el bosque eran aliados.

Un tronco de árbol muerto, aún en pie, guarida de animales y despensa de arrendajos, mochuelos y ardillas, entre castaños y robles. Senderos ordenados por el bosque que discurrían por las pendientes de la montaña, bordeados por varandas de madera. En cada rincón un letrero contándonos un trozo de su historia.

Tal vez pueda copiar la idea para mis barrancos de pinares y encinas, auténticos bosques autóctonos como los de Tineo. Mi particular aula de la naturaleza,con mis olivos, manzanos, cerezos, tilos, nísperos, laureles y madreselvas.

¿Cuándo volverá mi mochuelo al olivo?¿Cuándo su vuelo fugaz nocturno cruzará delante de los faros del coche?¿Cuándo competirá con el cuco?¿Dónde están mis arrendajos que ahora guardan las castañas en el viejo tronco seco del bosque de Tineo?¿Volverán las ardillas que mi tio Paco mataba en esta tierra para embalsamarlas y ponerlas sobre el televisor?

Nos abandonaron sus descendientes porque los matamos, sin sentido, por placer,`para mostrar el poder, como las estúpidas guerras, las matanzas entre hombres, el aniquilamiento, como el asfalto va extendiéndose matando la tierra con su manto de luto.

Decía Jaime Izquierdo que en aquellas tierras el hombre plantaba cuatro fresnos o cuatro robles para que sus nietos tuviesen la madera adecuada para hacer el eje o las ruedas de los carros o para el hórreo. Hoy están los árboles en medio del prado, sin cortar, porque se fueron a la emigración a Alemania, y el ciclo se rompió.

(texto de mi cuaderno de la Huerta de los Frailes)